Fue un ingeniero en Uruguay, que incursionó de manera exitosa en la forma y la técnica constructiva, sobretodo del ladrillo cerámico. Si bien me interesa específicamente hablar de la iglesia construida en Atlántida, está bueno entender un poco al genio que la diseñó y la construyó.
Siempre hablamos del interés humano puesto en la construcción, la reflexión acerca del para quién es la obra. “…su profunda sensibilidad humana y social, su comprensión y respeto por las gentes con las que trabajó, su íntima relación con su pais, su intención de insertar su obra en las circunstancias históricas, sociales y productivas…” Asi lo definió Mariana Waisman. Esta sensibilidad lo llevó a la explotación material y constructiva del ladrillo, logrando con éxito dar respuesta a la necesidad de urgencia social y económica del país. Dieste vio en el mismo, la posibilidad de una innovación estructural, económica y estética; y además aprovechó la familiaridad y la práctica de la mano de obra existente en el manejo del ladrillo. Todo esto finalizó en el invento y aporte más importante de toda su obra, la técnica de la “Cerámica Armada”.
“Nuestros métodos constructivos tienen mucho que ver con los tradicionales. Los impone el material, pero tienen que ver tambien sin copiarlos. Ésta es la manera de ser fieles al hilo profundo de la verdadera tradición, que es siempre la fuente de lo revolucionario, en esto y en todo”. Extracto de La Cerámica Armada , en Eladio Dieste, 1943-1996.
La obra arquitectónica del ingeniero se caracteriza por el manejo espacial que genera a partir de “tecnología apropiada”, que surge solo y únicamente a partir de la observación atenta del entorno respondiendo a los problemas inmediatos de habitabilidad espacial. Constantemente observamos el dialogo entre arquitectura y habitabilidad, entendido como la relación entre el constructor y el medio, el uso de materiales que resultan familiares para la mano de obra y por eso su manejo puede intensificarse, generando una construcción popular y propia del lugar.
Eladio Dieste fue uno de los arquitectos más importantes de Latinoamérica, su legado arquitectónico nos ha dejado a todos los que quedamos y los que vendrán, el camino abierto para el desarrollo arquitectónico de la región, nos ha enseñado que es posible construir una arquitectura adecuada al entorno, sin perder el arte de construir espacios que lleguen de igual forma a los usuarios. El interés puesto en cada detalle de su obra, la unión entre pared y cubierta, los claroscuros, el suelo y la arquitectura, son esas sutilezas lo que lo diferencian y lo hacen especial. “Amor por la obra y gusto por el detalle”.
En el evidenciamos la posibilidad de generar “otra arquitectura” en América Latina, una arquitectura que dialoga con la realidad del entorno, tanto del aspecto social, económico y espacial. Este es el camino que deberíamos seguir como arquitectos, tomar conciencia de lo que somos y a quien respondemos con lo que generamos.
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